Y te dije ¡hola!, apenas con mi primera mirada.

Dado que a contramano mi cabeza detonaba la carga contenida producto de todas aquellas idas y venidas que llegarían con el tiempo.

Me dije luego aquello que hasta ahora callas y que no compartes a pesar de tildarme de poseedor de todos tus accesos.

Voy a frío y amanezco guindado de los ritmos vibrantes que en mí dejas al transmutarte en sirena.

Moribunda, repose en tu boca y me convertí en canalla para regresar a beber de tus fuentes escasas…

20121217-230759.jpg