Y me dicen los restos de tu ausencia, que no me pesan las carreras que me hacías pasar luego de cada trágico esfuerzo de desearnos cosas que se volvieron todas rotas.

De la mano de un puente oxidado cruzamos las penas que desgarraban pedazos de aquellas reseñas acurrucadas en los sueños, y de otra forma no encuentro por más que lo intento forma distinta a describirte en canciones, será porque en versos de a poco entierro las desilusiones que ocasionaron mis flores de palos.

Ante cualquier cosa y por referencia práctica prefiero un instante de tu cuerpo dragado a eternos felices textos de nunca terminar.